¿Tratas igual a las invitaciones personalizadas que a las automáticas? Entonces ¿por qué sigues enviando invitaciones sin personalizar?

En mi caso, por ejemplo. ¿Cómo actúo con las invitaciones que recibo? Debo decir, que yo soy bastante “abierta” en cuanto a aceptar invitaciones, no obstante, para mí no son todas iguales, y no les hago el mismo caso.

Una invitación no personalizada:
Probablemente la acepte, pero en la mayoría de casos leeré nombre y titular en diagonal, y no llegaré a entrar en el perfil de esa persona. No causará, de entrada, un mayor impacto.
Una invitación personalizada:
Le daré al desplegable de “ver más”, para poder ver el mensaje completo que la persona que quiere conectar conmigo me ha escrito. Siempre que el mensaje no me parezca un copy-paste, es decir, que perciba mínimamente que “lo ha escrito para mí”, entraré en su perfil para ver quién es esa persona. Dónde está, qué hace, qué cuenta de si mismo/a, qué publica, etc. Le ubicaré. Siempre, siempre, responderé a su mensaje y probablemente esto lleve a una conversación.
Por tanto…
El recorrido que tiene un tipo y otro de invitaciones es muy diferente, al menos en mi caso. ¿Es diferente para ti?
Si yo sé que no le voy a prestar atención a una invitación no personalizada, puedo presuponer que otro usuario podrá actuar igual al recibir mi invitación si no la personalizo. Y como no venimos a LinkedIn a coleccionar cromos, sino que lo que queremos (al menos yo lo veo así) es crear redes de contactos útiles y vivas, que puedan llegar a generar oportunidades de negocio, o sinergias profesionales de cualquier otro tipo, para mí, la personalización de las invitaciones es un “must”.
¿Cómo es en tu caso? ¿Aceptas a todos por igual? ¿Haces diferencias? ¿En función de qué?